Y por eso, hoy vamos a hablar del nuestro, queridos lectores. Viajamos para ello a Madrid, al Museo Arqueológico Nacional, una auténtica delicatessen cultural que hay que ir degustando a pequeños sorbos dadas sus dimensiones y lo denso de su contenido.
EL MAN -sugerente palabra la que resulta por sus siglas- es un museo, en contra de lo que se pueda pensar, de lo más divertido e interesante. Sí, han leído bien, ¡divertido! Y eso que apenas he podido ver más que una cuarta parte pero en mis próximos viajes a la capital solventaré esta incertidumbre que me embarga acerca de los tesoros que hay en las salas que no he podido visitar.
Ídolo "oculado" -no necesita explicación, supongo-. Concretamente se trata del "Ídolo de Extremadura" y apareció probablemente en la cuenca del Guadalquivir.
Del Museo Arqueológico Nacional sales con ganas de excavar cual perrillo buscando un hueso porque son muchas las maravillas que todavía se están descubriendo y, si tienen alguna profesión artística, es uno de los mejores lugares para inspirarse. Y si no la tienen da igual, aquí descubrirán piezas fantásticas y también sorprendentes curiosidades, entre ellas, lo poco que hemos evolucionado o lo listos que eran nuestros antepasados.
Sí, en los siglos I y II ya se habían inventado el formato de peines que ha llegado a la actualidad.
La bella y enigmática Dama de Elche y las dos teorías sobre el cuerpo que le falta.
¿Las precursoras de nuestras adoradas Castañer?
Ya les dije que no habíamos evolucionado nada…
Y ya les dejo. He excavado en mi jardín y me he encontrado un trozo de vasija, concretamente la base. No es de Ikea ni de Zara Home como he podido confirmar tras un estudio exhaustivo, así que voy por el buen camino.
Besos, abrazos, tiempo libre para disfrutar y muchos deseos de belleza,
Sylvie Tartán.