Queridos lectores, hoy he tenido que tirar de hemeroteca fotográfica porque, aquí en Galicia, estamos en pleno temporal y no está la cosa como para ir a hacer fotos a ningún sitio salvo a un búnker completamente hermético. Curioso, por cierto, que ya no se les llame ciclogénesis. Quizás fue una moda efímera que no tuvo muchos seguidores o, algo improbable, lo que sufrimos ahora es una cosa distinta, vamos, el "mal tiempo" de toda la vida.
El Pazo de La Saleta.
Bueno, pues hoy les voy a hablar de la importancia de acompañar tu café o té fuera de casa con algo que llevarse a la boca y que ese algo sea gratuito, o mejor dicho, esté incluido en el precio que gratis no hay nada en este mundo.
Triste, ¿verdad?
Y es que, por estas latitudes -Galicia- estamos muy mal acostumbrados. Las panaderías, cafeterías, bares… agasajan al cliente de tal manera que yo a veces, me pregunto qué ganancia obtienen. Te ponen tal cantidad de cosas por un precio tan nimio que no lo comprendo. No lo comprendo pero lo celebro y lo agradezco.
Panadería Pondal, a pocos minutos de aquí.
Y claro, si vas a un sitio y no te ponen nada pues casi como que te sienta mal y por eso, los establecimientos generosos están abarrotados. Y eso que por otros andurriales de España, verbigracia, Barcelona, no te ponen nada de nada, esa es mi experiencia y seguro, la norma general.
Sin ánimo de minusvalorar ninguna región de nuestra querida España porque todo son costumbres, tengo que hacer hoy un homenaje a mi tierra gallega, que aunque no ha sido la inventora de la tapa, es un buen exponente de ella tanto al desayuno como en otros momentos del día. Si vienen por aquí y no les ponen nada, es que no han acertado en su elección.
Besos, abrazos y café (con algo, por Dios).
Sylvie Tartán.